miércoles, 19 de noviembre de 2008

Perdida en el bosque

El viaje empieza entre las sábanas de un lujoso hotel de Nueva York, sábanas negras que cubren una inmensa cama de matrimonio. Las paredes del dormitorio son de color blanco y la mesilla de noche también del mismo níveo color ponen el acento de lo opuesto, de la atracción entre polos diferentes.
Está sola y duerme profundamente. Los cabellos lisos y castaños desparramándose sobre la almohada también negra. A la vuelta de su cita con Él se olvidó desmaquillarse y aún luce unos vistosos trazos de sombras de colores en sus párpados.

La situación da un giro inesperado y de repente se encuentra en mitad de un bosque. Pero en esa naturaleza no existe el peligro, los animales en su salvajismo se vuelven cariñosos y le dan la bienvenida a su reino de maleza y altos árboles. Camina no sin dificultad con sus tacones de aguja y su largo vestido de raso naranja. Se diría que es una ninfa moderna. Alta, delgada y altiva, con andares de mujer fatal y con una elegancia natural que sale de cada poro de su suave piel.

Siente frío pero sigue caminando. El frío se hace más intenso. Una rama que no ve y ella cae al suelo con tan mala fortuna que su cabeza va a dar con una piedra del suelo. Ve luces blancas y siente miedo, el dolor en el cráneo es insoportable. No puede respirar, siente que le falta el aire.
Despierta asustada en la cama de su suite. No era nada sólo un mal sueño. Además está destapada, se tapa con las sábanas negras y se vuelve a dormir. Mañana será otro día, piensa tratando de alejar los fantasmas del pasado.




Impresionantes vestidos de Mónica Socolovsky

martes, 9 de septiembre de 2008

De cuando Ilustración y Moda se enamoraron

Ilustración llevaba ya días deprimida, escondida entre hojas de papel, en algún recóndito cajón de una olvidada mesa de madera de roble. Estaba cansada de tratar de gustar a todos adoptando múltiples formas, diversos colores e infinitas personalidades. Soñaba con encontrar su media naranja, esa compañera que la apoyaría siempre, que estaría a su lado en cualquier situación, buena o mala, feliz o triste. A veces pensaba que nunca la encontraría, que en su cabeza sólo crecían ilusiones, ladrillos con los que inconscientemente construía castillos en el aire. Hasta que conoció a Moda.
Moda era divertida y camaleónica. Le encantaba ser pantalón, falda y vestido. Camiseta, bolso o abrigo, ella siempre era feliz y todo lo que tocaba lo cubría de un halo de alegría, ilusión e innovación. Moda era un torbellino y entre vuelta y vuelta se topó con Ilustración.
En cuanto se rozaron saltaron chispas, el fuego ya había brotado, el incendio crecía por momentos. Lo suyo fue amor a primera vista del bueno, de ese que trastorna cuerpo, alma, mente y todo lo que encuentra a su paso. Fruto de la unión de Moda e Ilustración nacieron unas criaturas increíbles. Divertidas, innovadoras, creativas y coloridas como sus progenitoras. Una unión aparentemente imposible entre arte callejero y costura, o lo que es lo mismo, Karen Scholz y Joan Tarragó. Colección Drawellink Places, sin palabras, no tiene desperdicio. Por eso estos jóvenes estudiantes de diseño se llevaron el European Design Price a la mejor colección para el próximo otoño 2008/20009 acto que tuvo lugar en la pequeña ciudad alemana de Apolda. Se lo merecían.

Dog dress

Dress book


Allrounder skirt



Police dress


Skirt book

miércoles, 13 de agosto de 2008

Un búho, un coche, una abeja o el mismísimo Gato con botas. Estos son algunos de los motivos con los que la firma Braccialini adorna sus exclusivos bolsos, made in Italia. Y no son exactamente adornos sino que son las formas que adquieren los mencionados objetos. ¿Imaginas llevar a Caperucita Roja colgada del hombro? ¿Y un teléfono antiguo? Como poco debe de ser una experiencia muy divertida.
Lástima que no haya tienda en España para poder tantear adquirir uno porque yo desde luego he sentido cómo las flechas de Cupido se clavaban en mi corazón consumista…Claro que también es una buena excusa para acercarse al país de los espaguetis, o al del quiche Lorraine o ¿por qué no, al de las hamburguesas?







sábado, 19 de julio de 2008

La gata Sofía

Tiene los ojos de un azul tan cristalino como las aguas que bañan el país donde nació. Su piel está cubierta de pelo suave como el algodón. Rayas grisáceas y negras recorren cada centímetro de su blanco pelaje. Largos bigotes, delgadas patas y graciosa cola. Es Sofía, la gata que sale a recibir a todos los visitantes de la iglesia que lleva su nombre.
Sofía sigue recordando su anterior vida, su primer cuerpo, su único amor.
Corría el año 1453, los turcos habían llegado a su adorada ciudad y habían logrado arrebatar el poder a los cristianos. Sofía era una linda muchacha de 19 años. De tez clara y ojos azulísimos, tenía el pelo negro como el azabache y ligeramente ondulado. Los mechones le caían por los hombros y como si de un río se tratara iban a desembocar al mar de sus senos, redondeados, altaneros y del tamaño ideal, ni excesivos como los de Gwenda, la hija del posadero, ni inexistentes como los de Irene la panadera. Su cuerpo era menudo pero perfecto. Unas piernas delgadas y bien torneadas sostenían un trasero respingón y hacían que los andares de Sofía fueran sumamente sensuales sin ella si quiera proponérselo.
Ese fatídico día Sofía iba al encuentro de Martin, el joven artesano por el que la chica suspiraba a cada rato. Él salía de trabajar y ella lo esperaba enfrente de la gran iglesia. Su iglesia. Ya lo estaba viendo llegar al banco en el que ella aguardaba con tanto ardor cuando de repente una multitud enloquecida pasó delante de ella en dirección a la iglesia. Él la instó a seguir al grupo que corría huyendo de los turcos y ella obedeció.
Llegaron casi sin aliento al interior del templo, las puertas se cerraron y los habitantes nerviosos esperaban el desenlace de la situación. Ya llevaban días sufriendo el acecho de los turcos y parecía que en ese momento se iba a decidir la historia, historia en la que intuían ellos serían las víctimas. Sofía se abrazó a Mertin y le juró amor eterno. Él la tranquilizó con un largo beso y le aseguró que nada los separaría. Ella le prometió convertirse en una gata inmortal para así amarlo siempre.
Los turcos echaron abajo las puertas y cargaron contra los habitantes pero uno de ellos se vio deslumbrado por la belleza de Sofía y le perdonó la vida. Al instante la raptó y se alejó de la iglesia a lomos de su caballo. Era uno de los superiores y podía abandonar la batalla si lo consideraba oportuno. Mertin como muchos cristianos murió ese día. Cuando el muchacho exhaló la última bocanada de aire, Sofía, presa en los aposentos del turco se convirtió en una gata. Salió por la ventana y huyó al templo, al lado de su amado.
Desde entonces la gata sueña con que un día Mertin vuelva reencarnado en uno de los tantos turistas que visitan Santa Sofía. Ni un día ha dejado de pensar en él, ni un segundo de quererlo…

miércoles, 25 de junio de 2008

¿Y tu qué harías si fueras ric@?

¡Yo haría muchas cosas y me compraría aún más! Sí, esa es mi respuesta a la tan manida preguntita. Es prácticamente imposible y la verdad es que es algo que no me quita ni de lejos el sueño, sin embargo, alguna que otra vez he pensado en la de ropa que me iba a comprar si nadara en fajos de billetes de 500 eurazos...
Efectivamente, me gusta comprar, es más, es uno de mis deportes favoritos que como todo ejercicio físico sirve para eliminar dolores corporales, para hacer que desaparezca el estrés y como cura a alguna que otra situación desagradable (véase ruptura con el novio, pelea con tus amig@s, con tus padres y desastres en general...).
Pero claro, a pesar de que este deporte produzca tantos beneficios dentro y fuera de mi organismo, no puedo practicarlo tanto como me gustaría. Esa es la cruda realidad y claro así andamos de bajones día sí día también.
Me juego el cuello a que un armario bien cargadito de prendas de Paul&Joe y Paul&Joe Sister me ayudaría mucho a sobreponerme a las penurias diarias, ¿qué pensáis vosotr@s? Llevo razón ¿no?



3 vestiditos espectaculares de Paul&Joe



y 3 modelazos de Paul&Joe Sister, ¡ay! (suspiro)


miércoles, 11 de junio de 2008

Los vestidos de Alicia

Tiene unos 37 años y vive en Bilbao. Es diseñadora de moda y desde su más tierna infancia corre por sus venas el gusanillo de la aguja, el dedal y la tijera. En esos momentos no hacía los preciosísimos vestidos que confecciona ahora pero sus muñecas eran las más originales ya que ella misma les hacía la ropa. No contenta les teñía hasta el color del pelo. Aunque esto último prácticamente todas lo hemos hecho (yo no teñía pero era experta en corte de flequillos y puntas, por cierto ¿alguien necesita un arreglito capilar?).
Ahora Alicia posee su propia marca, Alicia Rueda, que arrastra a fieles seguidoras en el mundo del espectáculo y la comunicación como Anne Igartiburu, Belén Rueda y Anabel Alonso.
Y si antes vestía a sus muñecas con modelazos exclusivos, ahora hace lo propio con su hija. Es más en ocasiones van vestidas las dos igualitas, como dos gotas de agua.
Lo que veréis a continuación es solo una muestra del buen hacer de esta diseñadora vizcaína. ¡¡Qué os aproveche!!


Ideal para una noche arregladita pero enseñando pierna

No hay palabras

¡Toma pechuga!

En un azul klein super favorecedor

Me recuerda al tan copiado vestido de Dolce&Gabbana

domingo, 18 de mayo de 2008

Los niños siniestros de Kathie

No siempre un niño es sinónimo de dulzura, alegría, belleza, inocencia y en definitiva de todo lo bonito de la vida. Puede ser que en vez de tener rostros angelicales los pequeños tengan siniestros ojos demasiado separados para obedecer las leyes del buen gusto, que en vez de pequeñas manitas y regordetas piernas sus extremidades se compongan de tentáculos al más puro estilo de la medusa mala de La Sirenita y que en vez de ir ataviados con vestidos de nido de abeja, polos en versión mini, camisetitas, falditas o cualquier prenda en la que un adulto no podría ni meter un brazo, fueran disfrazados de animales, portaran máscaras de cerdo con enormes ojos y jugaran con conejos blancos de mirada asesina y con palos acabados en calaveras.
Afortunadamente estos casos de desviación infantil por el momento sólo se dan en el mundo del diseño y más concretamente en el imaginario de la artista estadounidense Kathie Olivas.
Sus óleos están protagonizados por siniestros niños que viven en bosques de árboles pelados y cielos apocalípticos. Entornos que seguramente han sido arrasados por el hombre, por la contaminación, por el cambio climático, por los desastres naturales, una tierra árida, yerma, sin vida, la que probablemente en un tiempo se convierta ésta que todos los días pisamos. Además de este componente ecológico, la colección de Olivas llamada Misery Children, representa una crítica a la situación política y social de nuestros días y una visión satírica del mundo. También habla de la continua necesidad que tenemos los humanos de crearnos universos catalogados de “bonitos” como vía de escape a las desgracias o penas que sufrimos a lo largo de nuestras vidas, ¿y si estos universos dejaran de ser tan ideales de la muerte? ¿y si al paso que vamos todo se tornara oscuro como los niños siniestros de Kathie?



lunes, 28 de abril de 2008

¡Dale una alegría a tus pies!

Esta historia comienza cierto domingo post marcha nocturna, día del Señor resacoso, de estómago revuelto pero de alma y cuerpo activos. Así que mi ex compañera de piso y yo decidimos tirarnos de cabeza al centro comercial más cercano. La excusa, mi querida amiga andaba desesperada por fundirse hasta el último céntimo del dinero regalo de su muy feliz cumpleaños.
Después de varias vueltas infructuosas por las tiendas y un sólo vestido en la cesta de la compra, decido retirarme dignamente a casa. Almorzar prontito y echarme un sueñecillo reparador. Dejé a la loca de las compras sin un guardia civil que le frenase esos pies tan veloces que tiene así que claro, pasó lo que tenía que pasar y antes de que mi persona se entregara a la dulce caricia de las sábanas apareció mi ex chica preferida con un gran tesoro debajo del brazo. El objeto culpable de la inmensa sonrisa que se dibujaba en su cara era nada más y nada menos que un par de impresionantes bailarinas con flequitos de cuero, al más puro estilo cowgirl o Pocahontas en versión fashion. La firma responsable de tan gráciles y especiales zapatos se llama Hazel y sus creaciones no tienen ningún desperdicio…
Sus tiendas derrochan estilo y buen gusto por los cuatro costados. Los zapatos de piel, son originales, recuerdan a Hakei y sus precios son asequibles para darse de vez en cuando un sano capricho. La mayoría de las piezas rondan los 50 euros, dinero bien invertido a tenor de la originalidad y atemporalidad del calzado de la firma.
Pero no sólo entre zapatos anda el juego. Después de un detenido paseo
en el que la vista se pierde gustosa entre tanto calzado, los bolsos salen de su escondite y realizan un desfile grandioso. A estas alturas mis sentidos ya han llegado al goce pleno y aún queda fijarse en el mobiliario, que en un digno segundo plano emerge discreto pero con contundencia. Y es que esta completa firma también realiza muebles por encargo. Otra lección de ese estilo tranquilo, sosegado, sencillo y casi minimalista que Hazel enarbola como bandera de la casa.










Ay qué buen inicio de semana...

lunes, 14 de abril de 2008

Made a mano

¿Quién dijo que lo artesanal había muerto? Si alguien hizo esta afirmación o se le pasó en algún momento por la cabeza, igual andaba algo equivocad@, menos mal.
Estamos de acuerdo en que H&M, el imperio Inditex, Blanco, Topshop y demás cadenas de tiendas de pronto moda, es decir, de continua fabricación de ropa y rápida entrega en el local comercial son las que han ganado la partida y las que desde su podio de vencedoras lucen orgullosas sus coronas de laurel. Es lógico que así sea, la mayoría de nosotr@s (aunque much@s se nieguen a reconocerlo y afirmen vestir con cualquier trapajo que se encuentren en no importa que tienda de barrio, ¡mentira!) seguimos algún tipo de moda y andamos a dos velorios en el terreno económico.
Estos comercios cuyas prendas están elaboradas tanto en países de los denominados tercermundistas como en regiones de la geografía patria, especialmente Galicia, y más concretamente Arteixo, nos ofrecen al público llano (la mayoría también) un producto que satisface nuestras expectativas de vestir a la moda o al menos cambiar el vestuario alguna que otra vez y todo ello a módicos precios.
¿Qué pasa entonces con los artículos artesanales, hechos a mano, con mimo y delicadeza? Pues ocurre que llevan aparejados un mayor tiempo de mano de obra, un elevado cuidado en la confección y diseño, una casi exclusividad y por ende la tan buscada originalidad y una mejor calidad. Todo bonito sí, hasta que llegamos a la parte chunga que es la del dinero: cuestan más que los artículos de las otras tiendas de elaboración en fábrica. ¿Esto se traduce en que lo artesanal ha muerto? No, aunque los bolsillos más agujereados no podrán darse demasiados caprichos al mes. Nada de esto es nuevo, lo único que en mi opinión ha cambiado respecto a años anteriores es que lo artesano está muy emparejado a Internet. La red de redes es el medio perfecto para que los diseñadores/artesanos desarrollen toda su labor mercantil. Así ahorran costes y llegan al público a través de blogs y del tan cacareado boca-oreja. Algunos como Macarena Gea ya han aparecido varias veces en cabeceras tan prestigiosas como Vogue.
Aquí os dejo una selección a la que no podréis resistiros. Son pequeñas artesanías al alcance de cualquiera. ¡¡€uros fuera!!

Carterita y bolso de Musa bajo el árbol

Broches de haditas (Marie et Isabelle) de Macarena Gea
Tocados de Monic

Beluñecos de Belula

Broches de fieltro de Saraculpable!

domingo, 6 de abril de 2008

Historias de ensalada

A Susana la semana se le había hecho larga, muy larga. Las tardes en la oficina habían sido interminables. “Os pedimos un esfuerzo extra que por supuesto más tarde será recompensado. Tendréis que venir incluso el sábado por la tarde, se os recompensará”. Esas habían sido las palabras de su jefe y el pistoletazo de salida de 6 días de trabajo intenso. Era domingo y no tenía nada que almorzar. No había tenido ni tiempo ni ganas para dejar algo preparado en la nevera. Sin el socorrido tupper a la vista Susana se hizo una ensalada. Pensó en el aliño. Ya estaba preparada para afrontarlo. Esta vez no sería salsa de yogur, tampoco roquefort ni la vinagreta de siempre las que dieran un toque de sabor a tan delicioso plato, esta vez sería el aceite con trozos de pimiento que le regaló él. Nada más llevarse la primera hoja de lechuga a la boca lo vio, en su mente aparecían escenas de esos años que pasó en Roma con Paolo, sus largos paseos por aquellas calles con encanto, los momentos de pasión vividos con él, las noches de ternura, los besos húmedos e interminables…El aceite era él. Pero a pesar de los nítidos recuerdos que se habían instalado de por vida en la mente y en el corazón de Susana, ella sabía que estaba curada. Siguió comiendo y Paolo desapareció, sólo quedó Roma. Susana había superado la prueba.

Cris pidió una ensalada. Necesitaba algo ligero en el cuerpo después de la noche de excesos que había pasado. Primero fue la cena, en la que dio rienda suelta a su gusto por la comida y por qué no decirlo a las patatas fritas, ganchitos, pizza, coca-cola y pastelitos, después las copas habían terminado de ponerle el estómago un poco del revés. Sin embargo Cris estaba contenta, era feliz. Hacía mucho que no se veían y lo habían pasado en grande. Cada una había hecho su vida y cada vez se hacía más complicado ponerse de acuerdo. Por fin, después de varios intentos, llamadas a casa, mails en cadena y sms al móvil, Cris consiguió juntar a sus amigas de toda la vida. Esa noche le dio la sensación de que nada había cambiado, parecía que el tiempo se hubiera detenido y volvía a verse con sus amigas en aquella cafetería convertida ahora en una tienda de ropa de una multinacional tomando un capuchino y charlando sin parar. También se veía en la playa, tostándose al sol y jugando a las palas con Ana. Y cómo no en aquel bareto de mala muerte en el que trabajaba Raúl, objeto de enfermizo deseo de María. Ahora su marido. Qué recuerdos aquellos…Cris se dio cuenta de que se había terminado la ensalada, pagó y se fue a casa.

Era su primer día en la gran ciudad. Mónica había encontrado un trabajo que le permitiría por fin ser independiente y salir del pueblo. Atrás quedaban la casa de sus padres, su trabajo a media jornada como profesora de inglés y los pocos amigos de la pandilla que habían resistido el deseo de emigrar a la ciudad. También quedaba atrás Pedro quien se mostraba reacio a abandonar el negocio familiar y por supuesto dejaba atrás el campo, al que tanto añoraría el resto de sus días. Había encontrado un estudio bien de precio pero alejado del centro. Sus pertenencias eran pocas, había decidido traerse lo indispensable, lo demás quedaría en el pueblo en un intento por permanecer en el recuerdo de aquellos que se quedaban. No sabía qué comer así que rebuscó en la bolsa que le había preparado su madre y sacó una de las lechugas que ella misma había plantado en el huerto familiar. También había tomates, queso, espárragos y atún. La manzana podría ayudar. Mónica decidió hacerse una ensalada. Mientras masticaba un trozo de tomate pensó en el futuro. Pintaba bien se dijo.