lunes, 24 de marzo de 2008

Pijama de rayas

Después de unos días de asueto semana santero tocaba la vuelta al trabajo, a la gran ciudad y a la rutina diaria. Decidida a no sobrepasar el presupuesto destinado a transporte, opté por viajar en autobús y aunque tardé mil horas en llegar a mi “dulce hogar” y mi culo quedó liso como una tabla, de estar tanto tiempo aposentado en un incómodo sillón, ocurrió algo que me dejó un regusto dulce y a la vez amargo en la boca.
El objeto provocador de esa sensación tan contradictoria y ése que alegró las interminables horas del viaje fue un libro, pero no un libro cualquiera no, éste tenía una portada curiosísima: a rayas en dos tonos azules y se titulaba El niño con el pijama de rayas.
Supongo que a estas alturas de la película no quedará casi bicho viviente en toda la faz de la Tierra que no haya leído esta genial obra. Sin embargo, acostumbro a ir un poquito por detrás de la gente lectora y claro cuando yo creo tener una novedad, tod@s vienen ya de vuelta y andan enfrascados en la segunda parte de tal título o tienen en sus manos el siguiente best seller de tal autor. En este caso me da igual, el libro con la portada a rayas merece que se hable largo y tendido sobre él, por supuesto que se hable bien, no podría ser de otra manera ahora que lo pienso.
El niño con el pijama de rayas es un canto a la paz, una llamada al fin de los conflictos tan abundantes a lo largo y ancho del planeta. La obra de John Boyle se basa en la inocente y tierna visión de Bruno, un dulce niño de 9 años que tiene la mala suerte de vivir un conflicto armado. Sorprenden los ingenuos pensamientos del pequeño que parecen servirle para construir una realidad paralela, mucho más amable que la que está viviendo. Pensamientos que hacen que el adulto que está leyendo el relato esboce una media sonrisa, que se solidarice con tan linda criaturita, que de repente vuelva ser un niño que quiere jugar a exploradores, volver a ver a sus tres amigos para toda la vida que se quedaron en su antigua ciudad y demostrarle a una hermana que es tonta de remate lo listo que es y lo ridícula que resulta ella cuando tontea con un joven y repelente soldado.
De lectura obligada, esta obra con más de 13 ediciones a sus espaldas, adentra al lector en unos hechos de la historia que fueron muy dolorosos, crueles, injustos y altamente perversos. Unos hechos que hacen pensar en la supuesta racionalidad del ser humano y que tristemente siguen sucediéndose en nuestros días.
El niño con el pijama de rayas me hace pensar en esas pequeñas víctimas de los conflictos que son los niños. Está claro que una guerra es dolorosa para cualquier persona pero un niño es más vulnerable al ataque, a las consecuencias, a la incomprensión. Después de leer esta maravilla de libro, se me vienen a la cabeza las abundantes imágenes televisivas en las que se ven a niños heridos, mutilados, llorando, huérfanos, víctimas de un atentado terrorista, de una guerra, de un conflicto…y la verdad es que se me pone el cuerpo bastante malo, digamos que algo dentro de mí se sacude. Eso es lo que te hace sentir El niño con el pijama de rayas, una sacudida en tu interior para que te acerques desde lejos a ese sufrimiento, para que seas consciente del terror y reflexiones sobre él. En definitiva, para que seas persona.
En mi opinión se lleva un 10 ó 5 estrellas, al gusto.

sábado, 8 de marzo de 2008

Ellas

Hoy es 8 de marzo, nuestro día, el Día de la Mujer. Desde este rinconcito ¡¡felicidades a todas!! También me gustaría felicitar a todos los hombres que nos acompañan diariamente alegrándonos la vida y compartiendo con nosotras nuestras inquietudes, deseos y preocupaciones, ¡¡felicidades a ellos también!!
¿Y por qué el 8 de marzo? La tradición popular alude al trágico incendio que sucedió un día como hoy del año 1808 en la ciudad de Nueva York. 146 mujeres murieron calcinadas dentro de la fábrica textil Cotton como respuesta a su encierro en protesta por los bajos salarios y las ínfimas condiciones laborales que padecían. Se dice que fue el mismísimo dueño de la fábrica el que provocó el fuego, ahí es nada.
También se reconoce como antecedente una manifestación de trabajadoras del sector textil también en Nueva York, en la que se reclamaban mejoras laborales. Según algunas versiones ocurrió el 8 de marzo de 1857 y según otras el mismo día pero de 1908.
Según un estudio de Isabel Álvarez González, Los orígenes y la celebración del Día Internacional de la Mujer, el atroz incendio sucedió el 25 de marzo de 1911, pocos días antes de la celebración del primer Día Internacional de la Mujer y fue en la empresa Triangle Shirtwaist.
Sea como fuere y no quiero perderme en más datos históricos, la certeza absoluta que se tiene es que las mujeres empezaron hace dos siglos a luchar por sus derechos, derechos que tenían los hombres y que a ellas por el simple hecho de ser mujeres se les negaba. Por esa lucha brindo hoy. Una lucha en la que aún hoy, siglo XXI, no somos vencedoras.
En el año 2008 hay mujeres que son maltratadas por sus parejas, vilmente asesinadas, humilladas. También son violadas, son víctimas de esclavitud sexual y . En los países pobres muchas niñas no pueden ir a la escuela, se deben casar con hombres mayores en contra de su voluntad y se les niega el placer sexual con la ablación del clítoris. En lo que consideramos el mundo desarrollado, a menudo la mujer cobra menos que el hombre desempeñando la misma labor, ocupa menos puestos de relevancia en las empresas y se le despide por el simple hecho de estar embarazada.
Está claro que no todo está ganado pero nosotras y los hombres que nos apoyan (no quiero olvidarlos) andamos hacia delante, hacia un futuro de mayor igualdad porque aunque hombres y mujeres seamos psicológicamente hablando bastante diferentes, no lo somos como integrantes del género humano.
Este post va por nosotras y por ellas


Clara Campoamor, política española

Dolores Ibárruri, política española

María Zambrano, filósofa malagueña


Teresa de Calcuta, religiosa y santa albanesa

Pilar Bardem, actriz española


Benazir Bhutto, ex primera ministra paquistaní

Isabel Allende, escritora limeña


Luz Casal, cantante española