
El objeto provocador de esa sensación tan contradictoria y ése que alegró las interminables horas del viaje fue un libro, pero no un libro cualquiera no, éste tenía una portada curiosísima: a rayas en dos tonos azules y se titulaba El niño con el pijama de rayas.
Supongo que a estas alturas de la película no quedará casi bicho viviente en toda la faz de la Tierra que no haya leído esta genial obra. Sin embargo, acostumbro a ir un poquito por detrás de la gente lectora y claro cuando yo creo tener una novedad, tod@s vienen ya de vuelta y andan enfrascados en la segunda parte de tal título o tienen en sus manos el siguiente best seller de tal autor. En este caso me da igual, el libro con la portada a rayas merece que se hable largo y tendido sobre él, por supuesto que se hable bien, no podría ser de otra manera ahora que lo pienso.
El niño con el pijama de rayas es un canto a la paz, una llamada al fin de los conflictos tan abundantes a lo largo y ancho del planeta. La obra de John Boyle se basa en la inocente y tierna visión de Bruno, un dulce niño de 9 años que tiene la mala suerte de vivir un conflicto armado. Sorprenden los ingenuos pensamientos del pequeño que parecen servirle para construir una realidad paralela, mucho más amable que la que está viviendo. Pensamientos que hacen que el adulto que está leyendo el relato esboce una media sonrisa, que se solidarice con tan linda criaturita, que de repente vuelva ser un niño que quiere jugar a exploradores, volver a ver a sus tres amigos para toda la vida que se quedaron en su antigua ciudad y demostrarle a una hermana que es tonta de remate lo listo que es y lo ridícula que resulta ella cuando tontea con un joven y repelente soldado.
De lectura obligada, esta obra con más de 13 ediciones a sus espaldas, adentra al lector en unos hechos de la historia que fueron muy dolorosos, crueles, injustos y altamente perversos. Unos hechos que hacen pensar en la supuesta racionalidad del ser humano y que tristemente siguen sucediéndose en nuestros días.
El niño con el pijama de rayas me hace pensar en esas pequeñas víctimas de los conflictos que son los niños. Está claro que una guerra es dolorosa para cualquier persona pero un niño es más vulnerable al ataque, a las consecuencias, a la incomprensión. Después de leer esta maravilla de libro, se me vienen a la cabeza las abundantes imágenes televisivas en las que se ven a niños heridos, mutilados, llorando, huérfanos, víctimas de un atentado terrorista, de una guerra, de un conflicto…y la verdad es que se me pone el cuerpo bastante malo, digamos que algo dentro de mí se sacude. Eso es lo que te hace sentir El niño con el pijama de rayas, una sacudida en tu interior para que te acerques desde lejos a ese sufrimiento, para que seas consciente del terror y reflexiones sobre él. En definitiva, para que seas persona.
En mi opinión se lleva un 10 ó 5 estrellas, al gusto.