Esta historia comienza cierto domingo post marcha nocturna, día del Señor resacoso, de estómago revuelto pero de alma y cuerpo activos. Así que mi ex compañera de piso y yo decidimos tirarnos de cabeza al centro comercial más cercano. La excusa, mi querida amiga andaba desesperada por fundirse hasta el último céntimo del dinero regalo de su muy feliz cumpleaños.
Después de varias vueltas infructuosas por las tiendas y un sólo vestido en la cesta de la compra, decido retirarme dignamente a casa. Almorzar prontito y echarme un sueñecillo reparador. Dejé a la loca de las compras sin un guardia civil que le frenase esos pies tan veloces que tiene así que claro, pasó lo que tenía que pasar y antes de que mi persona se entregara a la dulce caricia de las sábanas apareció mi ex chica preferida con un gran tesoro debajo del brazo. El objeto culpable de la inmensa sonrisa que se dibujaba en su cara era nada más y nada menos que un par de impresionantes bailarinas con flequitos de cuero, al más puro estilo cowgirl o Pocahontas en versión fashion. La firma responsable de tan gráciles y especiales zapatos se llama Hazel y sus creaciones no tienen ningún desperdicio…
Sus tiendas derrochan estilo y buen gusto por los cuatro costados. Los zapatos de piel, son originales, recuerdan a Hakei y sus precios son asequibles para darse de vez en cuando un sano capricho. La mayoría de las piezas rondan los 50 euros, dinero bien invertido a tenor de la originalidad y atemporalidad del calzado de la firma.
Pero no sólo entre zapatos anda el juego. Después de un detenido paseo
en el que la vista se pierde gustosa entre tanto calzado, los bolsos salen de su escondite y realizan un desfile grandioso. A estas alturas mis sentidos ya han llegado al goce pleno y aún queda fijarse en el mobiliario, que en un digno segundo plano emerge discreto pero con contundencia. Y es que esta completa firma también realiza muebles por encargo. Otra lección de ese estilo tranquilo, sosegado, sencillo y casi minimalista que Hazel enarbola como bandera de la casa.
Después de varias vueltas infructuosas por las tiendas y un sólo vestido en la cesta de la compra, decido retirarme dignamente a casa. Almorzar prontito y echarme un sueñecillo reparador. Dejé a la loca de las compras sin un guardia civil que le frenase esos pies tan veloces que tiene así que claro, pasó lo que tenía que pasar y antes de que mi persona se entregara a la dulce caricia de las sábanas apareció mi ex chica preferida con un gran tesoro debajo del brazo. El objeto culpable de la inmensa sonrisa que se dibujaba en su cara era nada más y nada menos que un par de impresionantes bailarinas con flequitos de cuero, al más puro estilo cowgirl o Pocahontas en versión fashion. La firma responsable de tan gráciles y especiales zapatos se llama Hazel y sus creaciones no tienen ningún desperdicio…
Sus tiendas derrochan estilo y buen gusto por los cuatro costados. Los zapatos de piel, son originales, recuerdan a Hakei y sus precios son asequibles para darse de vez en cuando un sano capricho. La mayoría de las piezas rondan los 50 euros, dinero bien invertido a tenor de la originalidad y atemporalidad del calzado de la firma.
Pero no sólo entre zapatos anda el juego. Después de un detenido paseo
en el que la vista se pierde gustosa entre tanto calzado, los bolsos salen de su escondite y realizan un desfile grandioso. A estas alturas mis sentidos ya han llegado al goce pleno y aún queda fijarse en el mobiliario, que en un digno segundo plano emerge discreto pero con contundencia. Y es que esta completa firma también realiza muebles por encargo. Otra lección de ese estilo tranquilo, sosegado, sencillo y casi minimalista que Hazel enarbola como bandera de la casa.
Ay qué buen inicio de semana...