Y con algodón orgánico y soja. El 70% de las prendas de la nueva colección de Skunkfunk está elaborada con estos materiales eco. Toda una declaración de intenciones en estos tiempos en los que se talan demasiados árboles, peligran espacios naturales por intereses urbanísticos, los polos se descongelan y los incendios arrasan bosques.
No temáis amantes de la firma que hace funk porque el uso de estos materiales naturales no está reñido con el particular diseño al que nos tiene acostumbrados la marca española de street wear.
Estampados geométricos y prendas lisas. Tonos tierra y fuertes colores como el verde y el azul. Prendas funcionales y cómodas. Pantalones de aires árabes; mucho vestidito corto en múltiples versiones, con falda globo, con capucha y mangas murciélago, de manguita corta y ceñidos al cuerpo (¡quiero el de estampado geométrico!); bermudas de distintas larguras y un maravilloso chaleco largo conforman la colección de verano que Skunkfunk tiene reservada a las chicas.
Skunkfunk, que comenzó su andadura vendiendo ropa de segunda mano procedente de mercadillos de Londres y Berlín, consigue temporada tras temporada convertirse en el estandarte de jóvenes inconformistas que no están pendientes de lo que se lleva o no sino de lo que les gusta, les sienta bien o les identifica como personas individuales, no como una ovejita más del rebaño.
No temáis amantes de la firma que hace funk porque el uso de estos materiales naturales no está reñido con el particular diseño al que nos tiene acostumbrados la marca española de street wear.
Estampados geométricos y prendas lisas. Tonos tierra y fuertes colores como el verde y el azul. Prendas funcionales y cómodas. Pantalones de aires árabes; mucho vestidito corto en múltiples versiones, con falda globo, con capucha y mangas murciélago, de manguita corta y ceñidos al cuerpo (¡quiero el de estampado geométrico!); bermudas de distintas larguras y un maravilloso chaleco largo conforman la colección de verano que Skunkfunk tiene reservada a las chicas.
Skunkfunk, que comenzó su andadura vendiendo ropa de segunda mano procedente de mercadillos de Londres y Berlín, consigue temporada tras temporada convertirse en el estandarte de jóvenes inconformistas que no están pendientes de lo que se lleva o no sino de lo que les gusta, les sienta bien o les identifica como personas individuales, no como una ovejita más del rebaño.