No siempre un niño es sinónimo de dulzura, alegría, belleza, inocencia y en definitiva de todo lo bonito de la vida. Puede ser que en vez de tener rostros angelicales los pequeños tengan siniestros ojos demasiado separados para obedecer las leyes del buen gusto, que en vez de pequeñas manitas y regordetas piernas sus extremidades se compongan de tentáculos al más puro estilo de la medusa mala de La Sirenita y que en vez de ir ataviados con vestidos de nido de abeja, polos en versión mini, camisetitas, falditas o cualquier prenda en la que un adulto no podría ni meter un brazo, fueran disfrazados de animales, portaran máscaras de cerdo con enormes ojos y jugaran con conejos blancos de mirada asesina y con palos acabados en calaveras.
Afortunadamente estos casos de desviación infantil por el momento sólo se dan en el mundo del diseño y más concretamente en el imaginario de la artista estadounidense Kathie Olivas.
Sus óleos están protagonizados por siniestros niños que viven en bosques de árboles pelados y cielos apocalípticos. Entornos que seguramente han sido arrasados por el hombre, por la contaminación, por el cambio climático, por los desastres naturales, una tierra árida, yerma, sin vida, la que probablemente en un tiempo se convierta ésta que todos los días pisamos. Además de este componente ecológico, la colección de Olivas llamada Misery Children, representa una crítica a la situación política y social de nuestros días y una visión satírica del mundo. También habla de la continua necesidad que tenemos los humanos de crearnos universos catalogados de “bonitos” como vía de escape a las desgracias o penas que sufrimos a lo largo de nuestras vidas, ¿y si estos universos dejaran de ser tan ideales de la muerte? ¿y si al paso que vamos todo se tornara oscuro como los niños siniestros de Kathie?
Afortunadamente estos casos de desviación infantil por el momento sólo se dan en el mundo del diseño y más concretamente en el imaginario de la artista estadounidense Kathie Olivas.
Sus óleos están protagonizados por siniestros niños que viven en bosques de árboles pelados y cielos apocalípticos. Entornos que seguramente han sido arrasados por el hombre, por la contaminación, por el cambio climático, por los desastres naturales, una tierra árida, yerma, sin vida, la que probablemente en un tiempo se convierta ésta que todos los días pisamos. Además de este componente ecológico, la colección de Olivas llamada Misery Children, representa una crítica a la situación política y social de nuestros días y una visión satírica del mundo. También habla de la continua necesidad que tenemos los humanos de crearnos universos catalogados de “bonitos” como vía de escape a las desgracias o penas que sufrimos a lo largo de nuestras vidas, ¿y si estos universos dejaran de ser tan ideales de la muerte? ¿y si al paso que vamos todo se tornara oscuro como los niños siniestros de Kathie?
12 comentarios:
huy........esa cabecita con orejas de conejo....que siniestro.....jiji
primer dia que comento, y vaya día elijo: pero que yu-yu estos críos, los he pasado casi sin mirarlos, es de noche y luego no duermo..., me gusta tu blog! xx!
Que miedooo! Me imagino uno de esos cuadros colgados en la pieza de un infante, jajaa, pero tendria que ser el hijo de Morticia Adams...
vaya pinta!
Menuda!!!
muy mark ryden...pero mas macabro!
Me recordaron a las ilustraciones de Mark Ryden...
http://www.markryden.com/
Es que todo tiene un lado oscuro, verdad???
Rinconcito un gusto pasar por tu espacio...
Nos leemos...
Gracias por pasaros por aquíiiii!!!
Uy! sí que da un poco de miedo, sí.
rinconcitoooo????....dónde estás? te han hecho algo esos niños? dímelo, que los pongo a todos 'a pensar'. mi padre utilizaba un coscorroncillo, bastante más efectivo diría yo....xx!
hummingbird ando vaguillaaaaa, liada, he estado de vacances y ahora en un curro nuevooo!!! Pero prometo actualizar prontito.
Tranquila los siniestros chiquillos no me han capturado...
Besitos!
sí, sí. muy mark ryden. pero esos niños son reales. yo los he visto!
♥
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